Nuestro movimiento es mariano y contemplativo. Por contemplación entendemos una actitud de vida que implica estar en una continua búsqueda y hallazgo de Dios, para ver todo con sus Ojos y amar con su Corazón. María constituye el modelo de vida contemplativa.
Ella enseña a unir la oración con el amor fraterno. La Soledad de María es la cara íntima de su Solidaridad. Para poder encarnar este misterio de unidad en la vida de cada uno contamos con las "cartas" que nuestro fundador realizará a modo de Ejercicios Espirituales.
Ella enseña a unir la oración con el amor fraterno. La Soledad de María es la cara íntima de su Solidaridad. Para poder encarnar este misterio de unidad en la vida de cada uno contamos con las "cartas" que nuestro fundador realizará a modo de Ejercicios Espirituales.
Constituyen un medio eficaz que, por su doctrina y por su método, ayuda a vivir contemplativamente la vida cotidiana. La misión específica de los miembros del movimiento es ayudar a encarnar en la cotidianeidad la dimensión mariana y contemplativa de la vida cristiana. Y esto se concreta en una Alianza con Dios en la Soledad y Solidaridad de María, profundizando nuestra Alianza Bautismal.
A través de las ejercitaciones intentamos ahondar en la espiritualidad.