Estatuto

Soledad Mariana fue aprobada en la Iglesia como asociación privada de fieles. El presente estatuto que rige su accionar fue aprobado y reconocido hasta el momento en las diócesis y/o arquidiócesis argentinas de Morón, Neuquén, Buenos Aires, Chascomús, San Isidro, Salta, Mendoza y Lomas de Zamora. En el Perú en la Arquidiócesis de Lima.


SOLEDAD MARIANA
MOVIMIENTO MARIANO CONTEMPLATIVO

Indice

 

  1. Prólogo Histórico
  2. Aclaraciones previas
  3. Nuestra doctrina de vida
  4. Alianza con Dios en María
  5. Trasmisión y formación
  6. Participación
  7. Organización
  8. En la Iglesia
  9. Misión
  10. Sede



I. Prólogo histórico

Soledad Mariana nace en la Argentina, en el año 1973, en el contexto social y eclesial de América latina.

Unas palabras del papa Pablo VI, retomadas luego por nuestros obispos reunidos en Medellín, fueron recibidas como una invitación y misión a realizar: la vocación original de América latina consiste en «aunar en una síntesis nueva y genial lo antiguo y lo moderno, lo espiritual y lo temporal, lo que otros nos entregaron y nuestra propia originalidad» (Homilía del 3-VII-66, citada en el Documento de Medellín, Introducción, 7).

El 10 de junio de 1973 el papa Pablo inauguraba el Año Santo en todas las Iglesias locales. Su lema: «Renovación y reconciliación», y el hecho que el Papa confiara el «éxito renovador» de ese «acontecimiento histórico espiritual» a la asistencia e intercesión de María (Catequesis del 30-V-73), permitió intuir dos signos que brillaban en esos tiempos y brillan aun más en el nuestro:

María de Guadalupe, Madre de Cristo y de la Iglesia.

La contemplación como dimensión constitutiva de la vida cristiana.

Todo esto puso en movimiento a un grupo de personas, a partir de 1975, a fin de ir creando y dando forma a una espiritualidad que permitiera llevar a la vida diaria las ineludibles exigencias de la dimensión mariana y contemplativa de la existencia cristiana.

Asociados libre y privadamente desde aquel entonces, fuimos reconocidos y aprobados como Pía Unión el 1 de agosto de 1982 y como Asociación Pública el 2 de agosto de 1985, de acuerdo a las disposiciones del Código de Derecho Canónico, cánones 304, 312-314. Nuestro estatuto recibió la aprobación definitiva el 31 de julio de 1990. Volvemos a presentarlo ahora, renovado, solicitando su aprobación como Asociación privada de fieles conforme a los cánones 298-311 y 321-329.


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II. Aclaraciones previas

Soledad Mariana es un movimiento de espiritualidad mariana contemplativa; esto nos trae a aclarar previamente algunos términos, para precisar el sentido que les damos.

1. Espiritualidad cristiana:

Vida filial y fraterna en el Espíritu, por Cristo, hacia el Padre; vida acogida con fe, obrada en el amor y anticipada por la esperanza. Esta vida, por su misma naturaleza, es eclesial; en efecto, la Iglesia no es sino una comunidad de fe, esperanza y caridad, reunida en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

2. Espiritualidades cristianas:

Modos particulares de vivir la espiritualidad cristiana subrayando alguno de sus valores y ofreciendo medios en procura de fines determinados; todo lo cual constituye una doctrina de vida que, a su vez, se manifiesta dando lugar a un particular estilo de vida.

3. Espiritualidad mariana y contemplativa:

Si bien toda espiritualidad cristiana es de por sí mariana (por el hecho de la maternidad espiritual y la ejemplaridad perfecta de María) y también contemplativa (por ser la contemplación un elemento constitutivo de la vida cristiana), nuestro modo particular de vivir la espiritualidad cristiana se caracteriza por subrayar su valor o aspecto contemplativo y enfatizar la presencia y el influjo de María.

4. Movimiento:

Corriente de vida que se va encarnando en personas y grupos, concretándose como espiritualidad para un tiempo. Paulatina trasmisión y formación en nuestra espiritualidad o doctrina de vida. Nuestra identidad social, que respeta gran variedad de situaciones de vida y formas de participación o pertenencia.

5. Soledad y Solidaridad de María:

María, Mujer nueva y llena del Espíritu, es «Relación de Dios», toda relativa a Dios y a los hombres. Por eso, en María, la soledad es la cara íntima de la solidaridad; ambas son en ella inseparables.


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III. Nuestra doctrina de vida

 

1. Recordemos ante todo, que la doctrina de vida es el conjunto formado por el valor subrayado, los medios ofrecidos y fines determinados de una espiritualidad dada.

2. Toda doctrina que, como la nuestra, desea evitar el actualismo de una actualidad sin historia, ha de enraizarse en la Escritura, estudiada por los Doctores, vivida por los Santos y enseñada por el Magisterio. La verdadera fidelidad al pasado está en su reiteración presente desde el nuevo horizonte del futuro; de esta manera, lo clásico del ayer palpitará en el hoy y generará el mañana.

3. Nuestra doctrina de vida, que permite la coherencia interna de nuestro movimiento, puede ser bosquejada así:

Entendida como maduración de las virtudes teologales participando en la gracia teologal y contemplativa de María. Deseamos tener parte en su fe, esperanza y caridad, manifestadas en la soledad solidaria de la Anunciación y Visitación y plenificadas en el Calvario y Pentecostés. En otros términos, anhelamos ver con los ojos de María, latir con su corazón, abrazar con sus manos y testimoniar con su vida. Al igual que ella, deseamos vivir.

"En Dios para los hombres
y con los hombres para Dios.
Cara a cara con El
hasta el codo a codo con ellos".

Por contemplación entendemos, pues: fe enamorada en primicia de esperanza, que nos posibilita encontrar y unirnos al Padre por Cristo, en el Espíritu y María; el cual se nos revela en la Escritura y la liturgia, el propio corazón, el cosmos, acción personal y social, la relación interpersonal, comunitaria y política; en una palabra: en toda realidad.

-  Ascesis personalizante:  

-  Soledad, silencio y escucha.
-  Pobreza, castidad, trabajo.
-  Autoconocimiento y acogida.
-  Familia, matrimonio, virginidad, educación del amor.
-  Comunidad, comunión, comunicación.
-  Solidaridad o caridad social.
-  Acompañamiento espiritual.

-  Modos de oración contemplativa:

Secreta:

-  Bíblica: la historia de la salvación.
Integral: la revelación y el Revelador.
Abreviada: el Nombre y los dichos de Jesús.
Representada: los hechos del Salvador.

-  Discerniente: la salvación de mi historia.
Discernimiento de la oración.
Discernimiento del corazón.

Compartida:

-  Litúrgica: Memorial del Salvador.
-  Popular: la piedad del pueblo fiel.
-  Espontánea: celebración en el Espíritu.
-  Discreta: la salvación de nuestra historia.
Mis opciones.
Nuestras opciones.
Signos de los tiempos.


-   Fines determinados:

-  Vida contemplativa en María:

-  Vivir en una continua búsqueda y hallazgo de Dios, en una actitud teologal madura o contemplativa.
-  Vivir en alianza íntima con Dios, ahondando la alianza bautismal mediante una peculiar y eclesial
consagración a Dios en la soledad y solidaridad de María.

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4. La siguiente fórmula de alianza, utilizada para la consagración general del movimiento hecha el 19 de diciembre de 1976, y enriquecida posteriormente, presenta sintéticamente nuestra doctrina de vida:


María,
Hija predilecta del Padre,
Madre del Hijo único de Dios,
Templo del Espíritu Santo
y Esposa de San José.
Te confesamos:
Inmaculada y Siempre Virgen,
Madre de Dios y de la Iglesia,
Asunta, Mediadora y Reina.

María,
Dios te colmó de gracia
para que fueras Madre de la Vida:
De Jesús y de la nuestra.
Deseamos llegar al Padre,
por Cristo, de quien eres Madre,
en el Espíritu Santo que te habita.
¡Queremos contemplarlos
con la luz de tus ojos fieles,
amándolos en el fuego
de tu corazón en llamas!

Por eso nos entregamos
y ponemos en tus manos.
Confiamos a tu protección materna
y nos consagramos en alianza eterna.

Combatimos al pecado.
Creemos, esperamos y amamos.
Comemos a Jesús sacramentado.
Nos esforzamos y ejercitamos.
Dialogamos con el Verbo revelado.
Somos familia: hijos y hermanos.

Morenita guadalupana,
Virgencita de Luján,
Señora de la Merced y del Carmen
Madre nuestra reconciliadora:
preséntanos a Jesús,
concédenos a Jesús,
confórmanos con Jesús.
Consagrados en alianza eterna
testimoniamos la santidad de la Iglesia
y consolidamos su unión.
Aliados con Dios,
en la solidaridad y soledad de María,
compartimos lo que somos:
marianos y contemplativos
al servicio de todos.
Amén.

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IV. Trasmisión y formación

1. Una doctrina de vida o espiritualidad se transmite fundamentalmente por el testimonio de los valores que subraya. Quienes viven Soledad Mariana la transmiten primordialmente a otros mediante sus propias vidas en María.

2. La formación en una espiritualidad determinada presupone el testimonio de sus valores y ofrece los medios adecuados para internalizarlos o hacerlos propios. La formación en Soledad Mariana se efectúa por medio de ejercitaciones dadas por personas competentes.

3. Las ejercitaciones son un método o una pedagogía espiritual en vista a:

-  Formar en la doctrina de vida propia de nuestro movimiento de espiritualidad.

- Prestar un servicio evangelizador en la línea de nuestra misión particular: posibilitar la vivencia cotidiana
de la dimensión mariana y contemplativa de la vida cristiana.

4. Son, asimismo, un tiempo fuerte de oración contemplativa y ascesis personalizante; se intenta de esta manera cooperar con la obra santificadora del Espíritu y vivir la filiación y fraternidad marianas.

5. Las ejercitaciones presentan nuestra doctrina de vida repartida en ejercicios particulares.

6. Cada ejercicio particular consta de: exposición doctrinal (anunciación), método práctico (encarnación) y diálogo espiritual (visitación).

7. Existen diversos tipos de ejercitaciones diferenciados por varias características, temas tratado y número de ejercicios, grados de profundización de la doctrina, métodos prácticos empleados, destinatarios, etc. Al presente contamos con los siguientes tipos:

- Intensivas: son el medio privilegiado de formación; profundizan en más detalle toda la doctrina de vida y
poseen un método práctico más elaborado.

- Extensivas: son nuestro instrumento común de formación y servicio evangelizador; hay varios modelos
de las mismas.

- Selectivas: algún(os) ejercicio(s) particular(es) por motivos determinados.

- Especiales: para acompañar al niño especial en su encuentro sacramental con Dios en María.

- Infantiles: iniciación al encuentro con Dios en María para niños de 0 a 3 y de 3 a 6 años.

- De Juan Diego: ejercicios para medios sociales populares.

-De Juan Bernardino: ejercitaciones para acompañar el mundo del dolor.

8. Las ejercitaciones pueden tomar una doble forma: individual y grupal. Hay, además, dos modos de hacerlas, según se desarrollen en la vida diaria o impliquen un corte para apartarse con el Señor: abiertas y cerradas.

9. Todo lo referente a las ejercitaciones está puesto bajo el amparo y patrocinio de san José, patrono de la Iglesia universal, y de san Ignacio de Loyola, patrono de todos los ejercicios espirituales y de aquellos que ayudan a los que los hacen.


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V. Participación

1.  Se consideran partícipes de nuestro movimiento todas aquellas personas que comparten, de una u otra forma, nuestra espiritualidad.

2.  Aunque nuestro movimiento es preponderantemente laical, no excluye, sino que está abierto a clérigos y personas consagradas mediante los consejos evangélicos. La participación de personas consagradas en la vida contemplativa canónica es muy apreciada; participan sobre todo, mediante la intercesión y el testimonio de su vida orante.

3.  Las vocaciones al sacerdocio ministerial que surjan desde y para el movimiento serán atendidas según el derecho y la práctica habitual.

4.  El ingreso al movimiento se hace mediante la participación habitual en alguno de sus grupos de formación, de oración, de ejercitaciones tanto grupales como individuales. Conforme a esto existen diferentes grados de participación según el tipo y ciclos de ejercitaciones hechas, las circunstancias y los deseos personales.

5.  La Alianza en María con la que se cierra el primer ciclo de ejercitaciones sólo obliga con fuerza moral y compromete al testimonio de vida.

6.  La renovación de la Alianza en María con la que se concluye el segundo ciclo de ejercitaciones compromete a la vivencia de un plan personal de vida mariana contemplativa. Esta renovación puede incluir una consagración en virginidad por el tiempo que se determine.

7.  Mediante la renovación pública de la alianza en María con la que se cierra el tercer ciclo de ejercitaciones, se asume una misión mariana contemplativa y se entabla un compromiso formal con el movimiento por el tiempo que se determine.

8.  Los responsables de la admisión en cada uno de los ciclos de ejercitaciones son siempre los ejercitadores de cada grupo o persona. La admisión a las Alianzas en María de los dos primeros ciclos compete también a los respectivos ejercitadores quienes presentan a los que serán admitidos en sus respectivas escuelas de ejercitadores. La admisión a la Alianza del tercer ciclo es competencia del responsable regional, previa presentación del ejercitador.

9.  La salida del movimiento se realiza cuando un miembro deja de participar en él por libre decisión o por discernimiento y consejo del ejercitador, de la escuela de ejercitadores o del responsable regional. El que, debido a su conducta incompatible con los medios y con los fines de la espiritualidad y del movimiento, sea invitado por el ejercitador, por la escuela de ejercitadores o por el responsable regional a dejar el movimiento, tendrá siempre el derecho a recurrir al responsable general. Pero la decisión de éste, con el consentimiento de la mayoría de los miembros del equipo coordinador general, es inapelable.

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VI. Organización

1.   Así como la doctrina de vida posibilita la coherencia interna, de igual manera la organización institucional da coherencia externa.

2.   Aclaramos que por institución entendemos una organización estable, lo cual no significa perenne. La institución se hace visible por medio de una estructura determinada que responde a lo mudable y adaptable y es portadora de la doctrina de vida que da sentido a la institución.

3.  En el momento presente, nuestro movimiento se encuentra formado por diferentes regiones, las cuales coinciden generalmente con las circunscripciones eclesiásticas. Cada región tiene una o más escuelas de ejercitadores que se responsabilizan de la formación, y un equipo coordinador, al servicio de la unidad en la caridad. La representación del movimiento en cada región corresponde al responsable regional.

4.  Los responsables regionales, a su vez, forman el equipo coordinador general, con su responsable general. El responsable general es la máxima autoridad del movimiento y lo representa en la Iglesia universal y ante toda otra autoridad eclesiástica o civil. El ejercicio de su autoridad es un servicio a la vida mariana y contemplativa de todo el movimiento. Deberá fomentar la unidad en la caridad, procurando una frecuente y fluida comunicación con las regiones, velando por el crecimiento, discerniendo y animando nuevas formas de difundir la doctrina, así como las misiones que vayan surgiendo.

5.  El responsable general debe ser una persona muy entregada de corazón a los otros, con una honda vivencia de los valores fundamentales de la espiritualidad mariana y contemplativa de Soledad Mariana. Debe haber hecho las ejercitaciones, y haber participado de algún cargo de responsabilidad en el movimiento. Si bien es conveniente no es necesario el que sea o haya sido ejercitador.

6.  El responsable general es elegido en una Asamblea formada por los responsables regionales, los asesores eclesiásticos, las consagradas (o una coordinadora de las mismas, cuando fueran muchas a juicio del equipo coordinador general), y algunas personas calificadas por su antigüedad y/o participación en el movimiento. Estas personas serán invitadas por el responsable general con el consentimiento de los responsables regionales y no superarán el tercio del número total de los miembros por derecho de la Asamblea.

7.  Para la elección del responsable general se procederá de la siguiente forma. Cada responsable regional llevará a la Asamblea los nombres de los candidatos previamente discernidos con la ayuda de algunos miembros comprometidos de su región. El voto será público y motivado y se buscará el mayor consenso posible. En su defecto la elección se hará por mayoría absoluta.

8.  El responsable general durará en el cargo por el término de tres años, con una única posibilidad de reelección por otros tres años. La elección debe hacerse un trimestre antes de vencer el período a fin de favorecer la transición.

9.   El responsable general nombrará un consejo asesor, formado por al menos tres consejeros elegidos entre los responsables regionales, y un sacerdote asesor perteneciente al movimiento. Se reunirán una vez por mes a fin de discernir juntos todo lo referente al movimiento.

10.  Los responsables regionales son elegidos por los ejercitadores de cada región, reunidos en Asamblea electiva. Se procederá de la misma forma que para el responsable general. Duran en su cargo tres años, con una única posibilidad de reelección, por otros tres años.

11.  Todos los bienes materiales que posea el movimiento serán administrados por la Asociación civil sin fines de lucro Amigos de Soledad Mariana. Dicha Asociación actuará siempre conforme a los cánones del Código de Derecho Canónico que se aplican a la administración de los bienes temporales de las personas jurídicas privadas (cf. cánones 1254-1310), bajo la vigilancia de la competente autoridad eclesiástica (cf. can. 325 §§ 1 y 2).

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VII. En la Iglesia

1.   Un movimiento mariano contemplativo no puede ser sino hondamente eclesial. No en vano María es Madre de esa comunidad de fe, esperanza y amor llamada Iglesia.

2.  La Iglesia es el pueblo universal, santo, peregrino y enviado de Dios. Es el lugar donde nos sentimos y hacemos familia de Dios vivificada por el Espíritu Santo.

3.  Debemos tener plena conciencia de pertenecer a una gran comunidad que ni el espacio ni el tiempo podrían limitar. Somos miembros de la Iglesia universal, sin límites de fronteras, salvo por desgracia, las del corazón del hombre pecador. Sin embargo esta Iglesia universal se encarna de hecho en las Iglesias particulares, constituidas de tal o cual porción de humanidad concreta, que hablan tal lengua, son tributarias de una herencia cultural, de una visión de mundo, de un pasado histórico, de un substrato humano determinado.

4.  Como todo pueblo, la Iglesia manifiesta su historicidad mediante una estructura institucional, con una autoridad al servicio de la vida. En la Iglesia sucede además, lo que en toda familia; la unidad de los hijos se anuda hacia arriba.

5.  Nuestra pertenencia a la Iglesia universal se expresará concretamente en amor y obediencia al Vicario de Cristo, el obispo de Roma, quien ejerce la plena, suprema y universal potestad sobre la Iglesia, y es principio y fundamento perpetuo y visible de unidad entre los obispos y la multitud de los creyentes.

6.  Nuestra pertenencia a una Iglesia particular se traducirá peculiarmente en:
- Comunión en la verdad y el amor con el obispo, principio y fundamento visible de la unidad de la Iglesia
diocesana, y que ejerce el poder pastoral en esa iglesia a él encomendada.
- Comunión con los sacerdotes y con el conjunto de la familia diocesana y pueblo fiel.
- Fraterna relación con todos los otros movimientos de Iglesia.

7.   La primera aprobación eclesiástica de nuestro movimiento y estatuto ha sido un don de María que nos confirmó en su obra y nos invita a continuar. Y el hecho de que esta aprobación provenga de una Iglesia diocesana determinada, aún más concretamente del obispo actual de Morón, no es un hecho fortuito, sino especial manifestación de la providencia del Padre.


8.  Al encarnarse Soledad Mariana en una Iglesia diocesana han de tenerse muy en cuenta las necesidades y el perfil particular de esa porción del pueblo de Dios. Será necesario descubrir qué aportamos a esa Iglesia, qué recibimos de ella y cómo se integra lo recibido en el conjunto del movimiento. Esto demandará un hondo sentido de universalidad y particularidad, de unidad en la pluralidad y respeto por las tensiones creativas. Lo cual sólo será posible mediante el amor y la comunión en el Espíritu, que son vínculos de perfección y de paz.

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VIII. Misión

1. Nuestra misión particular consiste en ayudar a encarnar, en lo cotidiano, la ineludible exigencia de la dimensión mariana y contemplativa de la vida cristiana.

2. Como consecuencia, estamos dispuestos a cooperar en el nacimiento de nuevas expresiones estables de vida contemplativa.

3. Dios mediante, América Latina tendrá una nueva síntesis de espiritualidad que contribuirá a la liberación solidaria y cristiana de nuestra patria grande y podrá ser ofrecida a la cultura occidental del mañana.

4. En el Espíritu Santo y María, para la Iglesia y el mundo, nuestra misión no se detendrá en metas aparentes. Fieles en el amor, hasta la consumación final: Cristo, todo y en todos.


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IX. Sede

 

1. La sede de Soledad Mariana se encuentra ubicada en:

Juncal 2636, PB. A.,
1425 Buenos Aires
Argentina
Tel-Fax. 54-11-4 824-6318.
E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

2. La Sede del movimiento en cada región se fija, pro tempore, en el domicilio del responsable de la misma.

19 de Diciembre de 1995
A 19 años de la primera Consagración
del Movimiento a María en Luján (19-12-76)